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Cuando el Poder Revela los Verdaderos Colores: La Metamorfosis de las Relaciones y las Mentes

Es fascinante, y a veces un poco inquietante, ver cuánto cambian algunas personas una vez que son promovidas o ganan un poco de poder. Lo que realmente sorprende es la rapidez con la que sus capacidades intelectuales y su juicio parecen transformarse; desafortunadamente, a menudo para peor. En lugar de volverse más sabios o más reflexivos, muchos caen en trampas de arrogancia, estrechez de miras o condescendencia. Este fenómeno pone de relieve una verdad preocupante: es relativamente raro ver a individuos usar su nueva posición para crecer positivamente, mostrando una mayor apertura mental, bondad o humildad. Las excepciones existen, por supuesto, pero son demasiado pocas.
Un aspecto particularmente revelador de esta transformación es la manera en que estas personas interactúan con sus amigos o empleados una vez que han alcanzado cierto estatus. Es sorprendente ver cómo muchas relaciones, que antes se basaban en la igualdad y la camaradería, se desequilibran. Algunos comienzan a tratar a sus amigos con cierta distancia, como si ahora estuvieran por encima de sus antiguos compañeros. Otros, como responsables, de repente se vuelven más exigentes y menos empáticos hacia sus empleados, olvidando los desafíos que ellos mismos enfrentaron en el pasado.
Este ascenso puede crear una brecha entre ellos y su entorno, una brecha difícil de superar. Los amigos que antes eran cercanos pueden sentirse descuidados o menospreciados, mientras que los empleados pueden perder la motivación y el respeto hacia un superior que parece haber perdido el contacto con la realidad. Como dijo Lord Acton, “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Es una triste evolución que muestra cómo el poder, cuando no está acompañado de sabiduría y humildad, puede no solo corromper a la persona que lo posee, sino también deteriorar las relaciones más preciadas.
La Ética y la Deontología: El Guardián de la Integridad en la Promoción
Cuando un empleado es promovido debido a sus capacidades, generalmente se le reconoce por sus habilidades técnicas, su desempeño y su potencial para liderar. Sin embargo, una promoción no debe ser solo un reconocimiento de habilidades profesionales, sino también una prueba de la solidez moral y la integridad personal. Aquí es donde la deontología y la ética juegan un papel crucial.
La Ética: Un Principio Rector para Nuevas Responsabilidades
La ética representa el conjunto de principios morales que guían las acciones y decisiones de un individuo. Para una persona recientemente promovida, la ética se convierte en una guía esencial para navegar en situaciones cada vez más complejas, donde las decisiones pueden tener consecuencias significativas no solo para sí misma, sino también para el equipo y la organización en su conjunto.
Un líder ético es consciente del impacto de sus acciones en los demás y en el entorno profesional. Entiende que el poder que se le ha conferido debe ejercerse con gran responsabilidad, teniendo en cuenta valores de justicia, equidad y respeto. Esto significa ser transparente en sus decisiones, evitar conflictos de intereses y actuar siempre en el mejor interés del equipo y de la empresa.
La Deontología: Un Marco para Preservar la Equidad y la Integridad
La deontología, por su parte, se refiere a las reglas y normas específicas que rigen una profesión o un rol particular. Para un empleado promovido, adherirse a un estricto código de ética es esencial para mantener la confianza de sus colegas y subordinados.
Una falta en la deontología no solo puede empañar la reputación personal de un líder, sino también perjudicar a toda la organización. Es por eso que es importante que un recién promovido se familiarice con las expectativas deontológicas de su rol y las respete con rigor. Esto incluye la confidencialidad, la imparcialidad en la toma de decisiones y el respeto a los procedimientos internos.
La Importancia de la Ejemplaridad
Ser promovido también significa convertirse en un modelo para los demás. El comportamiento ético y deontológico de un líder influirá en las normas y la cultura del equipo. Al dar el ejemplo, un líder puede inspirar a sus colegas a adoptar los mismos estándares elevados de conducta, creando así un entorno de trabajo saludable, respetuoso y productivo.
Las Consecuencias de un Liderazgo Ético
Un líder ético crea un entorno de trabajo donde prevalece la confianza, lo que puede mejorar la cohesión del equipo, la satisfacción laboral y, en última instancia, el rendimiento global de la empresa. Al actuar con integridad, un líder refuerza la moral de los empleados y establece una base sólida para relaciones profesionales duraderas.
La Gestión de los Dilemas Éticos
Es inevitable que un líder se enfrente a dilemas éticos, donde deberá elegir entre resultados a corto plazo y el bienestar a largo plazo del equipo. En estos momentos, es crucial respetar los principios éticos, incluso cuando las decisiones son difíciles. Un líder ético sabe que el éxito duradero se basa en decisiones que honran los valores fundamentales de la organización.
La Ética en la Toma de Decisiones
La ética debe integrarse en cada etapa del proceso de toma de decisiones, desde la evaluación de las opciones hasta la implementación de las decisiones. La transparencia y la comunicación son esenciales para garantizar que las decisiones se tomen respetando los principios éticos, contribuyendo así a un clima de confianza dentro del equipo.
El Papel de la Deontología en las Relaciones Profesionales
La deontología influye no solo en las relaciones jerárquicas, sino también en las interacciones entre colegas. El respeto a las normas deontológicas refuerza un entorno de trabajo basado en el respeto mutuo y la equidad. Al seguir estas reglas, un líder crea un entorno donde cada miembro del equipo se siente valorado y respetado, fomentando así una cultura de excelencia.
Conclusión:
Este texto destaca los peligros potenciales del poder cuando no está acompañado de sabiduría, humildad y una base ética sólida. La transformación de las relaciones y comportamientos tras una promoción es un fenómeno real y a veces preocupante. Sin embargo, es posible superar estos desafíos adoptando un enfoque de liderazgo ético y comprometiéndose activamente a respetar altos estándares deontológicos. Esto no solo protege la integridad del líder, sino que también refuerza las relaciones profesionales y personales.
Para aquellos que desean evitar las trampas del poder y convertirse en líderes ejemplares, puede ser beneficioso buscar orientación de un coach profesional. Un coach puede ofrecer perspectivas valiosas, ayudar a desarrollar habilidades de liderazgo ético y proporcionar apoyo para navegar con éxito en las complejidades de las nuevas responsabilidades. A través de un coaching personalizado, un líder puede no solo mantener sus valores e integridad, sino también inspirar y motivar a su equipo a alcanzar nuevas alturas.
BH082024
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Article By:
Bernard Houppertz
Bernard Houppertz is a seasoned hotel industry professional with over 25 years of experience. He has received numerous awards for his achievements and has led operations for world-leading Hotel Groups. He served as the Vice President Development & Operations South Asia & Africa at Cygnett Hotels and Resorts, and is also the CEO at FitFinder4.0, a platform designed to help hotels increase their revenue.